viernes, 11 de marzo de 2011

Lasaña de espinacas y gambas

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En casa intentamos organizar las comidas con una semana de antelación. Los viernes por la noche pensamos el menú de toda la semana y así aprovechamos el sábado para adelantar las compras que podamos en el mercado y el domingo para ir preparando comidas. La comida del viernes siempre es pasta, ya que a mi marido le encanta. ¡Qué poco cuesta darle gusto!

El otro día preparé esta receta que además de rica y sana, tiene como ventaja (como todas las lasañas y canelones) que lo dejas preparado con antelación y luego sólo hay que hornear. ¡Qué alegría llegar a la casa a las tres de la tarde y encontrarte que la comida te está esperando! (Eso sí, antes te lo has tenido que currar tú, que no preparan este plato unos duendecillos cocineros).



Ingredientes:

- Placas de lasaña
- 1 manojo de espinacas frescas o dos porciones de espinacas congeladas
- Gambas
- Media cebolla
- Bechamel (mantequilla, leche, harina, sal, pimienta y nuez moscada)
- Queso rallado para gratinar


Preparación:

Si vas a utilizar espinacas frescas, lávalas y arréglalas como habitualmente lo haces. Cuécelas en la olla a presión durante 3 minutos. Si utilizas espinacas congeladas, procede como se indica en el paquete. De una u otra forma, una vez cocidas, escurre las espinacas. Calienta una sartén con un poco de aceite y añade media cebolla picada, cuando esté pochada añade las espinacas y dales unas vueltecitas. No es preciso freirlas demasiado, mejor que queden un poco crudas porque luego continuará haciéndose en el horno.

Prepara la bechamel. Para ello pon en un cazo una cucharada de mantequilla y espera a que se desahaga a fuego medio. Añade un par de cucharadas rasas de harina y mezcla bien con la mantequilla para que la harina pierda el sabor a crudo. Ve añadiendo poquito a poco la leche entera calentita (aproximadamente dos vasos) y mueve para deshacer los grumos que se puedan formar, puedes ayudarte con unas varillas de silicona (para no arañar el cazo). Cuando tenga la textura deseada (en este caso a mí me gusta más bien fluida), rectificar de sal y aromatizar con un poquito de pimienta y nuez moscada. Reservar.

Unta con mantequilla el fondo de una fuente cuadrada o rectangular, apta para el horno, y pon encima una fina capa de bechamel. Coloca encima placas de lasaña dejando bien cubierto el fondo. Yo utilizo normalmente lasaña de la que no precisa cocerse previamente, directamente con la cocción del horno y el líquido de los alimentos se ablandará. Si se utilizan placas de las de toda la vida, proceder como digan las instrucciones del paquete. Coloca encima una capa de espinacas. Cubre de manera generosa con gambas peladas y sobre éstas vierte una capa de bechamel. Repite la operación con una segunda capa.

Sobre la última tanda de lasaña vierte de nuevo bechamel y cubre con queso rallado. Hornea a unos 180-190º C durante unos 20 minutos y gratina.

Este plato llena bastante, así que ojo con las medidas.

Como variante o mejoría se me ocurre que le podrían sentar fenomenal unos tomatitos deshidratados conservados en aceite picaditos, que con su potente y característico sabor le podrían dar una especial gracia a este plato. Lo probaré.

1 comentario:

  1. bueno parece interesante pero eso de no ponerle mucho queso me sienta como a desilusión en fin tal sea buena idea lo del tomate deshidratado carne quiero carne jajajaaj

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