sábado, 28 de enero de 2012

Costillas asadas (con un toque dulce)

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Me encanta la cocina y me encanta utilizar el horno. Cuando compramos nuestro minipiso tenía disgustillo con la cocina, porque era bastante pequeña y no entraba en mis planes no tener montones cacharros, platos y moldes para cocinar, y mucho menos prescindir del horno. Afortunadamente, y a falta de una máquina para ensanchar habitaciones (como sueña con tener mi padre), conseguimos una buena distribución que nos permitió tener algún espacio para almacenar (más me gustaría a mí porque lo rellenaría seguro) y un horno. Eso sí, mi horno tiene una altura algo inferior a los convencionales (también tarda algo menos en calentarse) pero es una maravilla, me da muchas alegrías. Normalmente lo utilizo para hornear cosas dulces, pero otras consigo que huela en el rellano de mi escalera rico aunque salado. Y es que el olor de la comida preparada en el horno para mí es especial, huele a casero.

Hace algún tiempo descubrí en Directo al Paladar esta receta de costillas al horno, es de esas que se te quedan clavaditas como una espina. Pues os digo que nos hemos arrancado esta espinita ya unas cuantas veces, y es que esta receta es no fácil sino facilísima y es espectacular su sabor. Además las costillas quedan "pelaeras", vaya que se separa muy fácilmente la carne del hueso. Os animo a que la probéis.


Ingredientes:

- Costillas de cerdo
- Salsa de soja
- Miel
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta


Preparación (veréis que pronto acabo):

1. Precalentar el horno a 180º C. Salpimentar las costillas y dejarlas sobre la fuente en la que las vayamos a hornear.
2. En un vaso mezclar a partes iguales aceite, salsa de soja y miel y mover hasta que quede una mezcla homogénea.
3. Pintar con esta mezcla las costillas de forma generosa por ambos lados. Yo suelo utilizar para dos un vaso bajito de vino y con esa cantidad quedan perfectamente cubiertas. Hornear durante una hora y cuarto o 1 hora y media (según veáis) dándole de vez en cuando la vuelta y bañando con la mezcla que va escurriéndose a la fuente. Si véis que están dorándose demasiado podéis cubrirlas con un trozo de papel de aluminio.



Nota: Nosotros las comimos acompañadas de una patata hasselback que se hizo en el horno a la vez que las costillas y que un crumble de manzana. Esto es optimizar la energía y lo demás son tonterías. Espero que las probéis porque no os defraudarán.

sábado, 14 de enero de 2012

Roscón de Reyes

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Pues por fin llegaron los Reyes Magos con se generosidad habitual. Creo que ahora me hace más ilusión que cuando era pequeña, y es que preparar el roscón le añade emoción e ilusión a este día. Muchas gracias, Majestades, por los regalos tan bonitos y por el tiempo que habéis tenido que dedicar a buscar cada uno de ellos. En agradecimiento y como cada año desde hace ya unos cuantos, además de portarme bien les preparé su correspondiente roscón (bueno, en realidad roscones, porque fueron cuatro) para hacer más llevadero el trabajo tan intenso de esa mágica noche de Reyes.

Mi primera experiencia con el Roscón fue a través de un curso específico para aprender a prepararlo en el que participé junto a mi hermana... y diez niños. En realidad, las intrusas éramos nosotras, porque era un curso de cocina infantil, pero allá que nos presentamos las dos adlutas y deseosas de aprender a prepararlo. La experiencia fue muy bonita, pero sobre todo rica, y nos animó a seguir intentándolo, eso sí, ya solas sin la ayuda del cocinero.

La segunda experiencia fue ¡horrorosa! Podríamos llamarlo en realidad torta de Reyes. Pues ahí que estábamos mi hermana y yo diciendo que aquello de comprar roscones se había acabado y que íbamos a hacer el mejor roscón del mundo. ¡Error! Con esto no quiero ni mucho menos desanimar a nadie, simplemente advertir que la paciencia de los roscones tiene un límite y que si le haces perrerías como se las hicimos nosotras pues al final te sale un churro. Nuestra perrería consistió básicamente en someter al roscón a una excesiva temperatura de levado, o dicho de manera más clara, en lugar de dejarlo levar a temperatura ambiente y darle su tiempo, intentamos acelerar el proceso poniéndolo debajo de las faldillas con el brasero encendido a tope. De vez en cuando levantábamos y veíamos que estaba subiendo mucho, cada vez más hermoso y nosotras más contentas. Pero en cuanto lo sacamos se vino abajo y ya no volvió a levantar cabeza. Así que ese año le dimos un simple bocado a nuestra torta de Reyes, el resto fue a la basura.

Pero no nos pongamos tristes, que acaba de empezar el año, y que el resto de experiencias que he tenido en la preparación de roscones han ido cada vez a mejor. Los dos últimos años he preparado la receta de roscón de la Thermomix, con la ayuda de Su y con algunos trucos aprendidos, y ha gustado más que la que preparaba anteriormente. Así que os cuento cómo la hago yo.

Ingredientes

Para la masa madre o de arranque:
- 70 gr de leche entera
- 10 gr de levadura fresca (yo la usé de Levital)
- 1 cucharadita de azúcar
- 130 gr de harina de fuerza

Para la masa del roscón:
- 450 gr de harina de fuerza
- 60 gr de leche entera (aproximadamente dependiendo de la fuerza de la harina)
- 70 gr de mantequilla
- 2 huevos tamaño M
- 20 gr de levadura fresca
- 1 pizca de sal
- 120 gr de azúcar glas
- cáscara de naranja y limón
- 20 gr de agua de azahar

Para la decoración:
- azúcar
- frutas escarchadas al gusto
- huevo batido
- chucherías...


Preparación

(Con antelación a la preparación del roscón sacar los huevos y la mantequilla del frigorífico para que queden a temperatura ambiente)

Rallar la naranja y el limón (lavados previamente) y mezclarlos con el azúcar glas para que vaya tomando el aroma de los cítricos.

Preparar la masa madre. Para ello poner la leche en un vaso y meter al microondos unos segundos, lo justo para quitarle el frío. Ojo, si nos pasamos de temperatura podremos matar a la pobre levadura. Añadir la levadura a la leche y mover con una cucharilla hasta que se diluya bien. Mezclar en un bol con la harina y el azúcar, amasando un poquito hasta formar una bola. (Aquí podremos comprobar la fuerza de nuestra harina. ¿Cómo ha quedado tu bola? ¿Manejable, blandona o un poco dura y seca? En función de como haya quedado podremos tener una referencia para las cantidades de líquido de después. En mi caso quedó un poco reseca, eso es porque mi harina tiene más fuerza que la de la receta. Con esto no es que quiera presumir de harina, ni mucho menos, sino explicar que mi harina necesita más líquido que otras para conseguir una masa adecuada así que luego habrá que poner algo más de leche que la que viene en la receta original). Meter la bola de masa en un bol lleno de agua tibia que la cubra y esperar a que flote (entre 10 y 20 minutos). Mientras ir preparando el resto de ingredientes.

Ahora pasamos a la auténtica masa del roscón. Volvemos a repetir el proceso de quitar el frío a la leche y diluir en ella la levadura. En el bol donde vayamos a hacer la mezcla ponemos la harina y hacemos un hueco en el centro en el que pondremos la leche con la levadura, los huevos ligeramente batidos, el azúcar aromatizado, la sal y el agua de azahar. Amasar un poco a mano e introducir la masa madre. Amasar nuevamente un buen rato a mano o a máquina (como el detergente). Cuando la masa esté suave añadir la mantequilla y seguir amasando para que quede bien integrada (es mejor no añadir la mantequilla desde el principio para que la masa vaya desarrollándose). Para quien no tenga amasadora puede alternar el amasado normal con la técnica del estrujado de toalla, es decir, ir retorciendo la masa por ambos extremos en sentido contrario como si estrujáramos una toalla empapada. Cuando la masa quede muy fina y antes de que se rompa, juntamos los extremos y estrujamos de nuevo. Repetimos varias veces. De esta manera simularemos el amasado que hace el gancho de las amasadoras y que permite el desarrollo del gluten. Veréis que la masa va quedando suave y blandita.

Pasados unos diez minutos amasando formamos una bola, recogiendo la masa en la parte que toca la encimera, y girándola sobre sí misma en un movimiento de rotación. Metemos la masa en un bol untado de aceite y la tapamos con un trapo para que fermente y aumente su volumen. Dependiendo de la temperatura de la habitación tardará un mínimo de 4 h.

Pasado este tiempo y una vez que la masa haya doblado su volumen, volcamos la masa en la encimera untada de aceite y la volvemos a amasar un poquito para que pierda el aire. Si vamos a hacer más de un roscón, dividir ahora la masa. Volver a bolear la/s masa/s y dejarla/s descansar cinco minutos. Aprovecha este ratito para fregar el bol y eso que te quitas.

Hacer con los dedos un agujero en el centro de la masa e ir agrandándolo a la vez que la giramos. Aunque el aspecto final del roscón es gordito, debemos dejar la masa más delgada de lo deseado para el resultado final para que al levar de nuevo y hornearla coja el volumen definitivo. Colocar la masa sobre papel de hornear y taparla con un paño de cocina. Dejar reposar aproximadamente dos horas.



Precalentar el horno a 200º C. Pintar el roscón con huevo batido y adornar al gusto con rodajitas de frutas escarchadas, azúcar humedecida con un poquito de agua y, si te gusta, con almendra laminada o picada o cualquier otra cosa que se te ocurra.

Poner un poco de agua en un pulverizador y añadirle una cucharada de agua de azahar. Pulverizar el roscón antes de meterlo en el horno (esto aumentará su aroma y ayudará a crear una ligera corteza). Meter en el horno durante 8 minutos a 200ºC pulverizando en este tiempo el roscón una o dos veces más (rápidamente para que el horno no pierda temperatura) y continuar la cocción otros 8 o 10 minutos a 180ºC. En total tardará unos 16-18 minutos en hacerse. Aunque parezca que el roscón no está del todo cocido, con esta temperatura y tiempo es más que suficiente, si lo dejas más se resecará. Saca el roscón del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla.

Una vez frío, se puede abrir por la mitad y rellenarlo del gusto deseado. En mi caso lo rellené de nata montada pero hice también uno especial para mi suegra con un delicioso cabello de ángel que ella misma preparó. Además se le puede meter alguna sorpresa dentro: monedas de chocolate, un haba, alguna figurilla... Los dos últimos años yo he completado la gracia de hacer el roscón preparando también algunos adornos de fimo.