lunes, 30 de julio de 2012

Ajoblanco

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Pues para terminar este mes de julio en el que en Jaén nos encontramos en alerta amarilla os presento una receta de ajoblanco, fresquita, baratita y que acompaña fenomenal a cualquier pescado o carne a la plancha. El ajoblanco se puede tomar tal cual o añadirle algún tropezón como melón, uvas, pasas o jamón. Se puede tomar como primer plato o en un aperitivo servido en pequeños vasos o aperos de aperitivo.

Otra ventaja de esta receta, al igual que le ocurre al salmorejo, es que permite aprovechar restos de pan duro. ¿No es estupendo reciclar comida con platos tan ricos?

Esta receta la vi en Directoalpaladar.


Ingredientes:
- 50 gr de almendra cruda
- 1 diente de ajo
- 1/2 litro de agua
- 75 gr de miga de pan
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
- 15 ml de vinagre de vino
- 1 pizca de sal


Preparación:
1. Poner el pan en remojo.
2. En el vaso de la batidora poner el ajo, las almendras y un poco de agua fría. Batir hasta que quede una mezcla bien fina.
3. Añadir la miga de pan, el vinagre y el aceite y volver a batir.
4. Añadir el agua mientras batimos. Rectificar de sal.
5. Refrigerar hasta la hora de comer.

miércoles, 25 de julio de 2012

Tejas

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No os vayáis a creer, pese a que la foto lleve a engaño, que os traigo la receta de las patatas chips. Qué va. Esta fuente está rebosante de exquisitas y crujientes tejas, horneadas especialmente para acompañar el helado de vainilla que ya os mostré en la entrada anterior. Pero aunque acompañadas de helado están muy buenas, solas también están de vicio, y creo que soy objetiva al decirlo viendo el ritmo al que fueron desapareciendo de la fuente. ¡No quedó ni una!

Estas tejas están hechas con pasta de estarcir, una masa superfina y delicada que es muy versátil  y que permite múltiples variantes, que espero ir probando (tejas de almendras, tejas de avellanas, tejas con chocolate...). La masa tiene los mismos ingredientes que las lenguas de gato, aunque varían las proporciones de los mismos. La receta es del libro que ya os comenté de Le Cordon Bleu: "Guía completa de las técnicas culinarias. Postres". Como veréis es muy sencilla. La única parte más complicada es cuando salen del horno y rápidamente tienes que darles forma, ya que la masa enseguida se enfría y deja de ser maleable.

Un consejo: Después de la degustación que hicimos de tejas en sus múltiples formas y grosores, llegamos a la conclusión de que las mejores eran las finísimas y más tostaditas.



Ingredientes:

- 3 claras de huevo
- 100 gr de azúcar glas
- 100 gr de harina
- 60 gr de mantequilla derretida
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla



Preparación:

1. Mezcla bien las claras y el azúcar glas.

2. Añade poco a poco la harina integrando bien todos los ingredientes.

3. Incorpora el extracto de vainilla y la mantequilla sin parar de mover hasta que quede una pasta lisa. Refrigera 30 minutos.

4. Precalienta el horno a 200ºC. Coloca papel de hornear sobre la bandeja fría del horno y extiende pequeñas cantidades de masa. Puedes hacerlo en círculos o en forma de lágrima (yo lo hice de las dos maneras). Para hacerlo en forma de lágrima (o cualquier otra forma deseada: cuadrado, triángulo, estrella...) dibuja la forma deseada en un cartón, recórtala y fórrala con papel de aluminio, te servirá de molde. Coloca esta forma sobre el papel de hornear y extiende muy bien la masa de estarcir. Te recuerdo que cuanto más fina sea ésta más rica quedará.

5. Completa toda la bandeja dejando espacio entre las tejas y hornea entre 5 y 8 minutos hasta que tengan  color dorado. Mientras se hornean estas tejas ve preparando una nueva tanda.

6. Saca la bandeja del horno y con cuidado de no quemarte ve despegando cada galleta y dándole la forma deseada: enrollada como un canuto, redondeada colocándola sobre el rodillo de cocina, levantando el pico de la "lágrima" para hacer cucharas, colocada sobre un cuenco boca abajo para hacer tulipas... Cualquier opción puede ser buena, pero ¡trabaja deprisa!, porque la masa en seguida queda crujiente y no se puede moldear.

7. Dejar enfriar sobre una rejilla.





miércoles, 18 de julio de 2012

Helado de vainilla y consejos para preparar helado

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Me he comprado una heladera. Sí, sí, pese a que mi cocina no llega a los siete metros cuadrados tengo otro chisme nuevo para ocupar espacio. Así que, dadas las estrecheces que veis que tengo, no me queda más remedio que sacarle mucho partido. Este verano voy a experimentar con los helados, espero daros muchas buenas noticias. Se trata de la heladera del Lidl, que todos los años a principios de verano suele sacarla por un precio bastante bueno (unos 23 €). Estoy muy contenta con el resultado.

Para iniciarme en este mundillo quería empezar con uno de los grandes clásicos de los helados (ya habrá tiempo de ponerse creativa y experimentar con sabores más originales), así que hoy os traigo un helado de vainilla. Este helado formaría parte de los que son tipo crema, con una base láctea,  y que para conseguir esta textura utilizan una gran proporción de grasas gracias a la nata/leche y a las yemas de huevo. El otro tipo de helados serían los que son tipo sorbete, con una base de frutas y almíbar (podéis ver los Polos rojigualdas que preparé para la final de la Eurocopa).

Este es un helado que alimenta de verdad, elaborado a partir de una crema inglesa. Lo acompañé con unas tejas superfinas de pasta de estarcir que próximamente os enseñaré y con las que aproveché parte de las claras que sobraron de esta receta. Ambas recetas las cogí del libro "Guía completa de las técnicas culinarias. Postres" de Le Cordon Bleu. El libro es una auténtica maravilla, os lo recomiendo al 100%, no tanto por las recetas (que también están muy bien) sino por las técnicas, procesos, detalles, ideas... que aporta. Si os apetece salivar de manera desenfrenada echadle un vistazo al libro.




Ingredientes:

- 1 vaina de vainilla
- 500 ml de leche
- 6 yemas de huevo
- 120 gr de azúcar glas (o 150 gr si no se dispone de azúcar invertido)
- 1 cucharada de azúcar invertido
- 100 ml de nata líquida de montar



Preparación:

1. Abrir la vaina de vainilla a lo largo y con la ayuda de un cuchillo raspar las semillas. Poner en un cazo junto con la leche y el azúcar invertido a fuego medio. Hervir.

2. Batir las yemas con el azúcar hasta que blanqueen.

3. Verter la leche sobre las yemas sin parar de mover para evitar que se cuajen.

4. Poner de nuevo la crema resultante a fuego lento, removiendo continuamente con cuchara de madera y escaldar. Cuando al sacar la cuchara y pasarle el dedo a lo largo quede dibujado nuestro rastro estará lista la crema. Dejar enfriar.

5. Una vez que la crema se haya enfriado, montar ligeramente la nata y mezclar con cuidado con la crema. Dejar enfriar en el frigorífico al menos cuatro horas.

6. Montar la heladera según las instrucciones, ponerla a funcionar y verter la crema de vainilla. Dejar mantecar el tiempo necesario (una media hora). Una vez que la mezcla ha cogido una consistencia cremosa volcar rápidamente a un recipiente y congelar para que el helado termine de madurar.


Consejos:

1. Meter la cubeta de la heladera al menos 24 h antes en el congelador y si es posible algunos días antes.

2. La crema base para hacer el helado no debe hervir puesto que pueden cortarse las yemas. En  caso que esto ocurra, retirar del fuego y pasar la batidora de mano hasta que quede una crema lisa.

3. El azúcar invertido ayuda a darle cremosidad al helado. Hay muchas recetas en internet y es muy sencillo de preparar, pero si no queréis utilizarlo no es necesario.

4. Si no tenéis heladera podéis preparar vuestro helado de manera manual, para ello deberéis meter la mezcla en el congelador (a ser posible en un recipiente metálico) y remover la mezcla cada 30 minutos.

5. La crema debe estar lo más fría posible, eso facilitará el proceso y reducirá el tiempo necesario para "mantecar" el helado.

6. Los helados a base de leche y crema necesitan "madurar" un tiempo para realzar al máximo su sabor. Déjalos reposar  una hora como mínimo a partir del momento en que el helado se ha endurecido para permitir que sus aromas se acentúen.

domingo, 1 de julio de 2012

Polos rojigualdas o mi interpretación del sentimiento patriótico

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En estos días todo el mundo anda eufórico con los triunfos de la selección española. Son tiempos en los que no se escuchan más que penas y calamidades en las noticias, y las victorias de la selección parece que nos animan y levantan la moral, y nos devuelven algo de confianza en nuestra valía como nación.

Pero este sentimiento patriótico no se manifiesta únicamente en las pitorradas y celebraciones tras los partidos, es raro que caminando por la calle levantes la vista y no encuentres una ventana o balcón con la bandera de España. Es cierto que a esto también han contribuido los bazares chinos en los que venden banderas por apenas dos euros, camisetas y demás artículos patrióticos. Vamos, que las ves y que casi no te puedes resistir a comprarlas con esos precios. Pero si es que es un chollo.

Yo aún no he caído en esa tentación, pero sí que me he dejado llevar por esta euforia. El otro día fuimos todos al trabajo con camisetas rojas o amarillas, la verdad es que era gracioso vernos a todos así de uniformados. Pero no sólo me he contagiado en la indumentaria por los nervios de esta final de la Eurocopa. Yo, barriendo para lo que me gusta, también he trasladado este entusiasmo a la cocina y he preparado estos politos. ¿Verdad que han quedado graciosos?

La receta es supersencilla, lo podréis comprobar un poquito más abajo, pero además es refrescante y natural, natural. Buenísimos. He preparado estos polos con sabor fresa-mango-fresa, una combinación que podréis cambiar por cualquier otra que os apetezca: kiwi, plátano, cereza, albaricoque, melón, sandía, melocotón... Sólo es cuestión de probar. ¿Os animáis?

Con esta receta participo en el concurso del blog sugg-r, de Rosilet.



Ingredientes:

- 240 ml de agua
- 140 gr azúcar
- 100 gr fresas
- 100 gr mango
- zumo de media naranja


Preparación:

1. Poner el agua y el azúcar en un cazo y dejar hervir durante 2 minutos. Apagar el fuego y dejar enfriar.

2. Batir por separado el mango y las fresas hasta que queden reducidos a un puré muy fino.

3. Mezclar el puré de fresas con la mitad del almíbar y colar para que luego no nos encontremos pepitas de fresa en el polo.

4. Mezclar el puré de mango con el zumo de media naranja y añadir la otra mitad del almíbar. Mezclar bien y colar por si ha quedado alguna fibra.

5. Llenar un poco menos de un tercio de los moldes para polos con el batido de fresa. Congelar.

6. Sacar los moldes del congelador y añadir la mezcla de mango hasta completar algo más de dos tercios del molde. Meter en el congelador y cuando esté a medio congelar sacar de nuevo. Es importante que no se os pase el punto de congelación porque tenemos que poner el palo del polo.

7. Completar las poleras con el resto de la mezcla de fresas. Clavar el palo y congelar.

8. Para degustarlos es conveniente meter la polera debajo del chorro del agua para ayudar a que los polos se desprendan.