domingo, 3 de noviembre de 2013

Tarta de manzana de mi abuela Lola

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Hoy traigo una receta muy especial para mí y creo que para toda mi familia. Porque hablar de esta tarta de manzana es hablar de mi abuela Lola y de tantos momentos, reuniones, celebraciones... que pasamos juntos. Para mí además es compartir mi experiencia de prepararla junto a ella.

Tuve la suerte de poder pasar mucho tiempo con mi abuela, vivía junto a mi tía en el primer piso de una casa de dos plantas, y nosotros vivíamos en el segundo. Por lo que toda nuestra infancia fue un continuo subir y bajar escaleras de nuestro piso al de mi abuela y al revés. Creo que algunos de los "bollos" que tengo en la cabeza tienen que estar relacionados con tanto subir y bajar, por pura cuestión de probabilidades, porque ya se sabe que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe (o se abolla, en mi caso).

Me encantaba bajar al patio con mi abuela y ayudarla a cuidar las macetas, trasplantarlas, podarlas y regarlas. En alguna ocasión incluso sembramos algunas semillas de flores que después llevamos al campo y que eran motivo de orgullo para las dos y conseguimos que brotara un aguacate del hueso del fruto. Tengo que decir que pese al gran interés que le he puesto siempre a la materia y a todo lo que me enseñó mi abuela finalmente no me destaco por tener mis macetas en las mejores condiciones. Vaya, que casi que es una sentencia de muerte mandar una maceta conmigo. Pero algún día lo conseguiré y tendré mis macetas bien primorosas.

Mi abuela me decía que yo me había equivocado al nacer cuando nací y que me correspondía haber nacido en su tiempo, porque siempre me han gustado mucho las "cosas de abuelas": bordar, cocinar, hacer ganchillo... Y como yo tenía ganas de aprender y ella paciencia para enseñar pues me enseñó algunas cosillas de croché de las que hoy en día puedo presumir. Se sorprendería mi abuela si descubriera que las cosas que me gustaban de chica no eran cosas de abuela y que hoy está muy de moda todo lo tradicional y artesano.

Esta tarta de manzana no es una receta de las que han pasado de generación en generación en la familia, pero desde que mi abuela empezó a prepararla se quedó con el nombre de Tarta de manzana de la abuela Lola, porque siempre la hacía ella. Le gustaba contar con pinches de cocina, que normalmente éramos mi hermana o yo, y a mí me encantaba formar parte del equipo repostero porque me lo pasaba bomba ayudando a mi abuela. Hoy en día contamos con muchos aparatitos que nos hacen más sencillo preparar este tipo de receta, pero cuando yo la hacía con mi abuela había que currárselo más: moler la almendra en un molinillo manual, batir las claras a punto de nieve "a pulso" (todo un reto eso de aguantar batiendo sin relevos) y mezclar a mano. Seguramente esa "currada" que tenía antes preparar esta tarta ha contribuido a que la guarde con tanto cariño en mi recuerdo y a que hoy, día en el que mi abuela hubiera cumplido 100 años, me decida a compartirla en el blog. Ni que decir tiene que además está buenísima.


Ingredientes (para un molde de 26-28 cm):
Para la base: 
- 225 gr de almendra (puedes darle un toque amargo añadiendo 3 o 4 almendras amargas)
- 150 gr de harina
- 150 gr de azúcar
- 150 gr de mantequilla
- 1 pizca de sal
- 2 yemas

Para el relleno:
- 2 manzanas (si son reinetas mejor)
- 1 vaso de agua
- 3 cucharadas de azúcar

Para la cobertura: 
- 3 manzanas
- 2 claras
- Almíbar de manzana (lo conseguiremos del relleno)


Preparación:

1. Mi abuela siempre me decía que el primer paso de cualquier receta es lavarse las manos, pero yo estoy segura de que a estas alturas eso lo tenéis superado. Así que empezaremos por preparar el relleno que consiste en una especie de compota de manzana poco hecha. Pelamos dos manzanas, las partimos a cuadritos chiquititos y las ponemos a cocer con un vaso de agua y tres cucharadas de azúcar hasta que se ablanden las manzanas.

2. Preparar los ingredientes de la base: separar las claras de las yemas, moler la almendra y pesar el resto de los ingredientes. Preparar el molde que vayamos a utilizar untándolo de mantequilla o poniéndole en el fondo un papel de hornear (yo prefiero esta opción).

3. Sobre la encimera de la cocina mezclamos la harina, el azúcar y las almendras molidas. Hacemos un volcán y en su interior añadimos la mantequilla a temperatura ambiente y las dos yemas de huevo. Con cuidado vamos mezclando los ingredientes hasta que queden bien mezclados, quedará una masa muy pringosa (os alegraréis de tener preparado ya el molde). Extender la masa de manera uniforme sobre el molde apretando y distribuyendo con los dedos.

4. Una vez que la manzana se haya ablandado la ponemos a escurrir en un colador y reservamos el almíbar que ha formado. Extendemos la manzana cocida sobre la base de la tarta.

5. Pelamos y descorazonamos las manzanas y las hacemos gajos finitos (como las patatas a lo pobre). Decoramos la tarta poniendo la manzana en círculos concéntricos.

6. Precalentamos el horno a 180ºC. Mientras se calienta montamos las claras a punto de nieve. (Este paso era súperemocionante  para mí, primero porque en mi afán de superación intentaba batir las claras a punto de nieve yo sola, sin ayuda y sin relevos, a base de darle alegría al tenedor con el que batía y sufrimiento a mis musculillos de los brazos. Y la parte emocionante de la receta era cuando mi abuela ponía a prueba mi trabajo comprobando si las claras estaban realmente a punto de nieve dándole la vuelta al plato. Para mí este momento era casi mágico porque ¡no se caían!). Una vez montadas le añadimos 5 o 6 cucharadas del almíbar de manzana poco a poco (le daremos dulzor y sabor a manzana  a las claras).

7. Extendemos las claras sobre la tarta repartiéndolas bien. Hornear a 170-180 ºC (dependiendo del horno) con calor arriba y abajo durante unos 15 minutos. Pasado este tiempo le quitamos el calor superior al horno, tapamos la tarta con papel de aluminio (para que no se quemen las claras) y horneamos unos 20-25 minutos más.

Esta tarta se puede tomar fría o templada.


miércoles, 9 de octubre de 2013

Tarta de mousse de turrón

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Este año hemos materializado la frase de "Navidad cayó en agosto", y no porque hiciera fresquito precisamente (pese a las poco acertadas predicciones de un señor del tiempo francés). Es que este año para el cumple de mi marido me apeteció hacer una tarta de turrón. A cada uno le da por una cosa, y a mí este año me apetecía esta tarta. Y es que el turrón también está rico en agosto, oye.

Si algo he aprendido con esta receta es que hay que esconder una (o dos) tableta(s) de turrón de Jijona durante las navidades para rescatarla y disfrutarla a lo largo del año.

La receta la encontré en www.recetasparatorpes.com (es que cuando llega el calor me tengo que ir a lo sencillo, que mis neuronas no carburan bien, jeme), pero el topping de crocanti lo cogí de javirecetas, que también elabora su propia versión de la tarta de turrón.

Pues con esta tarta fresquita le deseamos feliz cumpleaños a mi marido.

Ingredientes (para un molde de 22 cm de diámetro):

Para la base:
- 130 gr de galletas maría
- 60 gr de mantequilla fundida
- 1 cucharada de cacao en polvo (yo utilicé Valor)

Para el relleno: 
- 300 ml de nata para montar bien fría
- 75 gr de azúcar glas
- 4 1/2 hojas de gelatina
- 180 ml de leche entera
- 30 ml de agua
- 150 gr de turrón de Jijona

Para el crocanti:
- 4 cucharadas de almendras crudas picadas
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharada de azúcar


Preparación:
De la base:
1. Triturar las galletas hasta reducirlas a polvo utilizando alguno de los siguientes sistemas: picador, mortero, introducir las galletas en una bolsa zip y romper las galletas con el rodillo (os recomiendo la primera).
2. En una fuente honda mezclar las galletas con la cucharada de cacao en polvo y añadir la mantequilla derretida. Mezclar bien para que se empapen todas las galletas.
3. En un molde desmontable de 22 cm poner sobre la base papel de hornear y apresar con los laterales. Extender la mezcla de galletas sobre la base y apretar con cuidado con el revés de una cuchara de manera que quede un fondo compacto y uniforme. Meter en el frigorífico mientras preparamos el relleno.

Del relleno:
1. En un vaso con agua fría poner a hidratar la gelatina.
2. Mientras se hidrata la gelatina, poner la leche junto con el turrón troceado a deshacer en un cazo a fuego medio, moviendo continuamente para que no se pegue. Dejar cocer durante cinco minutos. Si el turrón no ha quedado bien deshecho se puede pasar la batidora para dejarlo más fino.
3. Escurrir la gelatina hidratada y añadirla a un bol en el que habremos puesto 30 ml de agua caliente. Mover bien y deshacer. Añadir el batido de turrón a la gelatina y mezclar.
4. Montar la nata fría en un recipiente (preferiblemente metálico y previamente enfriado con agua e hielo) y cuando coja algo de consistencia añadir el azúcar glas. Terminar de montar. OJO: Como al mezclar la crema de turrón con la nata seguiremos moviendo, esto continuará el proceso de montado de la nata. Si nos excedemos montándola al final se nos cortará, por lo que que es conveniente quedarse más bien un poco cortos que pasarse montando la nata).
5. Mezclar con cuidado la nata y la crema de turrón hasta que quede una mezcla homogénea. Volcar sobre el molde que teníamos en el frigorífico. Sujetar con ambas manos el molde y golpear suavemente sobre la encimera para ayudar que la mezcla se reparta bien y no nos queden burbujas . Enfriar.

Del crocanti:
1. Pelar las almendras y picarlas con el cuchillo o con una picadora.
2. En una sartén con una cucharada de aceite de oliva tostar ligeramente la almendras a fuego lento. Cuando empiecen a oler a almendra tostada añadir el azúcar y mover bien hasta que ésta se derrita. Volcar sobre un plato y dejar enfriar.
3. Una vez frío el crocanti espolvorearlo sobre la tarta. Si lo hacemos en las primeras horas, cuando la mousse todavía no tiene consistencia dura el crocanti quedará pegadito.
4. Poner las velas, cantar cumpleaños feliz, soplar y devorar.




jueves, 26 de septiembre de 2013

Flamenquines de roquefort y VII Convención de la tapa (2)

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Si sois seguidores de mi blog seguramente pudísteis leer la anterior entrada que publiqué en la que os contaba las delicias que comimos en la VII Convención de la tapa, certamen que organizamos periódicamente un grupo de amigos. Empecé por el postre (que es lo que junto a mi hermana preparé) y hoy continúo con esta tapa salada que elaboró mi marido.

Si recordáis, la temática era "Los viajes de Marco Polo" (podéis ver el menú pinchando aquí). Probablemente se despistaría un poco Marco Polo o tendría un sentido de la orientación calcado al mío que SIEMPRE voy en la dirección contraria cuando tengo que elegir entre dos (afortunadamente en otras cuestiones de la vida a veces acierto). Pues eso, que se despistaría un poco Marco Polo en alguno de sus viajes, que en lugar de ir a oriente se fue a occidente y seguramente llegaría hasta Córdoba cuando encontró estos flamenquines...

Nosotros nos fuimos un poco más hacia occidente para descubrirlos, ya que los probamos en la Bodega Dos de Mayo de Sevilla donde los preparan con cabrales. El sitio a nosotros nos encanta y se está convirtiendo en uno de nuestros clásicos cuando vamos a esta ciudad. Tiene una carta muy variada que se puede pedir (dependiendo del plato) en raciones completas, medias raciones o tapas, por lo que se pueden probar varias cosas en una única visita; atienden con mucha agilidad y el trato es muy agradable. Entrerecetas os lo recomienda.


Ingredientes:

- jamón cocido de calidad
- queso de untar tipo Philadelphia
- queso azul (roquefort, cabrales...)
- harina
- huevo batido
- pan rallado
-aceite de oliva virgen extra para freír


Preparación:
1. Extender media loncha de jamón cocido sobre una tabla.
2. Untar en el centro (dejando un marco de jamón alrededor) queso crema. Colocar encima longitudinalmente (paralela a nosotros) una tira de queso azul y envolver con el jamón york: doblar los laterales que nos quedan a derecha e izquierda, y enrollar manteniendo estos laterales doblados. La idea es que no nos queden huecos por los que se pueda escapar el queso al freír el flamenquín.
3. Rebozar el flamenquín pasándolo por harina, huevo y pan rallado. Si vemos que alguna parte no ha quedado bien sellada darle a ese trozo un baño extra de huevo y pan rallado.
4. Freír en una sartén con abundante aceite de oliva virgen extra.

Consejos:
1. Esta receta se puede preparar variando las proporciones de queso azul y queso crema, o incluso suprimiendo alguno de los dos. Yo los preparo así para suavizar algo la fuerza del queso azul, que al freír se dispara.
2. Es una tapa bastante consistente, vamos que empacha, por lo que es conveniente prepararlos pequeñitos.
3. Se puede variar tanto el relleno de los flamenquines como la envoltura de jamón cocido con otros ingredientes de vuestro gusto.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Baklava y VII Convención de la tapa

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Cuando estaba en el Instituto tuve una profesora de historia que sabía mucho, que disfrutaba enseñando pero que nos traía a todos de cabeza. Cuando llegaban los exámenes nos ponía un título como pregunta de examen y a partir de ahí tenías que rebuscar en tu sesera e intentar relacionar todos tus conocimientos (los que vinieran al caso, claro) con lo que te preguntaba. Por ejemplo, en una una ocasión la pregunta de examen era: "Roseta". Pues nada que si la piedra Rosetta, que si el maiz en los cultivos de las distintas civilizaciones (en Jaén una roseta es un palomita de maiz), que si el rosetón del gótico... Escribíamos como locos y le temíamos más que a una vara verde porque era todo creatividad en los exámenes.

Bueno pues en algo así se están convirtiendo nuestros encuentros taperos. Ya hemos celebrado el séptimo y seguimos con la reciente costumbre de poner temática a las tapas. Creo que cada vez se nos va más la cabeza, ¿o son ideas mías? A ver qué opináis, la  temática de esta ocasión fue "Los viajes de Marco Polo".


La comida en esta ocasión se convirtió en un desfile de platos de la gastronomía oriental, que por supuesto estaban buenísimos todos. Os cuento:

- Para empezar tomamos un rico humus que nos preparó R. y que acompañamos no con pan de pita, sino con un delicioso pan  casero de masa madre que hizo él. Qué punto que ha conseguido darle R.  a sus panes.

- A continuación C. nos deleitó con unos rollitos primavera acompañados de salsa agridulce casera. Hacíamos palmas con las orejas.

- Siguió ofreciéndonos sus manjares como buen anfitrión F., que nos preparó unas ricas berenjenas del imán.

- El anfitrión dio paso a su tocayo, quien nos traía de la misma India un plato de pollo tikka masala acompañado de una minimontañita de arroz. Muy cuco, y muy bueno.

- Para profundizar aún más en la cocina india, A. nos trajo el plato que compite con el tikka masala como representante de la cocina india: pollo tandoori. Realmente distinto al otro, picantito, pero los dos muy ricos.

- Y cuenta la leyenda (por lo menos la que cuenta mi marido) que Marco Polo realmente no estuvo por oriente sino un poco más hacia occidente, vamos, en el mismo Córdoba, y probó sus flamenquines y los preparó a su estilo: estos eran unos miniflamenquines de jamón york y queso azul (el queso lo traería de Francia, digo yo) muy ricos. (Próximamente tendréis esta receta).

- Pues después de tanto saladito pasamos a los postres, que en esta ocasión preparamos mi hermana y yo. Decidimos coordinarnos un poco y preparar algo que pudiéramos servir juntas. Ella optó por un helado llamado kulfi de mango (podéis verlo y enteraros de cómo se hace en su blog), que acompañamos con un baklava.

El baklava es un postre típico de la zona de Turquía, Grecia, Jordania... cuya composición principal es masa filo, frutos secos (nueces, pistachos y/o almendras) y miel. Como veréis es bajo en calorías (jeje), pero en su defensa diré que como se toma en pequeñas proporciones seguro que no engorda tanto. Os cuento cómo se hace.


Ingredientes:
Para el pastel:
- 1 paquete de pasta filo (¿o alguien se anima a prepararla?)
- 250 gr. de frutos secos (en mi caso utilicé pistachos y nueces sin tostar)
- 100 gr. de azúcar
- 2 cucharaditas de canela en polvo
- mantequilla para engrasar la pasta filo

Para el almíbar:
- 250 ml. miel
- 250 gr. de agua (ésta no engorda)
- 200 gr. de azúcar
- 1 rama de canela
- piel de medio limón


Preparación:
1. Pelar los pistachos y nueces y con ayuda de una picadora triturarlos. No debe quedar muy fino para que podamos morder pequeños trocitos de frutos secos. Añadir el azúcar y la canela y mezclar bien. Reservar.

2. Untar con mantequilla una fuente de aproximadamente 20 x 20 cm. Sobre ésta iremos alternando una sucesión de capas de pasta filo untadas con mantequilla y mezcla de frutos secos. Cortaremos cuadrados de pasta filo del tamaño de nuestro molde. Con los trozos sobrantes haremos "patchwork" completando capas de pasta filo. Para montar el pastel procederemos de la siguientes manera:
- untar un trozo de pasta filo con mantequilla y colocarlo sobre la fuente (repetir 5 veces).
- repartir 1/3 de la mezcla de frutos secos sobre la pasta
- colocar 4 capas de pasta filo engrasadas
- repartir 1/3 de la mezcla de frutos secos sobre la pasta
- colocar 4 capas de pasta filo engrasadas
- repartir el último tercio de mezcla de frutos secos
- colocar 5 capas de pasta filo engrasadas.

3. Una vez montado el pastel debemos cortar los trozos que asomen por el molde de manera que mirando el pastel por los laterales (si es de vidrio o pyrex , claro) veamos perfectamente la sucesión de capas. Con ayuda de un cuchillo bien afilado cortamos el pastel (esto nos ayudará para cuando tengamos que repartirlo) en porciones triangulares pequeñas.

4. Hornear a 180 º C durante unos 30 minutos. Mientras horneamos el pastel se prepara el almíbar. Para ello ponemos en una cacerola al fuego todos los ingredientes y los dejamos hervir durante 10 minutos. Dejar que se entibie.

5. Sacar el pastel del horno, volver a marcar los cortes que hicimos anteriormente y meter de nuevo en el horno durante 20-30 minutos más hasta que quede dorado.

6. Regar el baklava caliente con el almíbar templado, repartiéndolo bien. Debe quedar casi cubierto. Dejamos enfriar a temperatura ambiente hasta el día siguiente.


Consejos:
- Este pastel no necesita ser conservado en el frigorífico y aguanta hasta dos semanas. Conforme van pasando los días va quedando más humedecido.

- Al ser bastante dulce conviene servirlo en pequeñas porciones.

- La típica manera de cortar el baklava es haciendo rombos, pero resulta más cómodo y sencillo cortarlo en  triángulos, ya que se adaptan mejor a la forma de nuestros moldes.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Bavaresa de chocolate

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Tras estas largas vacaciones blogueras vuelvo a la carga con algunas recetas nuevas, muchas de ellas dulces. Para empezar os presento esta tarta que se quedó rezagada del pasado año y que preparé para el cumpleaños de uno de mis sobrinos. Así que por supuesto siguiendo la ecuación x= niño y= cumpleaños x+y= tarta de chocolate (nunca falla).

Pese a que tiene dos tipos de chocolate, con leche y blanco, no resulta muy pesada al tener éstos textura de mousse y el bizcocho que queda debajo ser bastante ligero. La receta resulta de la conjunción de dos grandes libros, de los que una nunca se cansa de ojear (y suspirar): por un lado la receta de bavaresa de chocolate es de El libro de oro del chocolate, la mousse de chocolate blanco que la adorna es de la Guía completa de las técnicas culinarias- Postres de Le Cordon Bleu. Con estos dos avales lo único que puedo recomendaros es que la probéis.


Ingredientes:

Para el bizcocho:
- 135 gr de harina
- 3 huevos
- 90 gr de azúcar
- 1 cucharada de ron (que no se entere nadie) o un almíbar ligero aromatizado con ron.

Para la crema al chocolate:
- 90 gr de chocolate fondant
- 2 cucharadas de gelatina en polvo
- 200 ml de leche
- 125 gr de azúcar
- 4 yemas
- 500 ml de nata

Para la mousse de chocolate blanco:
- 300 ml de nata
- 150 gr de chocolate blanco



Preparación:

Del bizcocho:
1. Precalentar el horno a 180 ºC.
2. Separar las claras de las yemas y batir éstas últimas con unas varillas hasta que blanqueen.
3. Montar las claras a punto de nieve e incorporar el azúcar. Tamizar la harina y reservar.
4. Incorporar gradualmente a las yemas la harina y las claras, y mezclar hasta que quede una mezcla homogénea.
5. Forrar un molde de 24-26 cm y verter la masa.  Hornear durante 10 minutos aproximadamente. Desmoldar y pintar con el ron o el almíbar*. Dejar enfriar. Mientras tanto preparar la crema de chocolate.

De la crema de chocolate:
1. Disolver la gelatina en dos cucharadas de agua fría.
2. Calentar la leche en un cazo. Trabajar las yemas y el azúcar hasta que queden bien ligadas. Entonces añadir a chorritos la leche caliente sin dejar de remover.
3. Verter la mezcla en un cazo y llevarlo casi a ebullición y seguir moviendo. Retirar del fuego y añadir la gelatina y el chocolate. Dejar reposar un minuto y luego mezclar bien.
4. Montar la nata y añadirla a la crema de chocolate con cuidado.

De la mousse de chocolate blanco y montaje de la tarta:
1. Calentar 30 ml de nata y derretir en ellos (fuera del fuego) el chocolate blanco. Mover bien y dejar enfriar.
2. Poner el bizcocho frío en el molde desmoldable (y perdón por la redundancia). Es posible que quede algún mínimo espacio entre el molde y el bizcocho porque éste habrá reducido un poco su diámetro (no pasa nada, el bizcocho quedará oculto por la crema). Verter la crema de chocolate sobre el bizcocho y dar unos golpecitos para que no queden burbujas de aire y se extienda bien por todos sitios. Refrigerar durante al menos cuatro horas.
3. Montar la nata (sin que llegue a ponerse muy dura porque al mezclar el chocolate se puede pasar y cortar, mejor dejarla un poco menos montada) y mezclar con el chocolate blanco. Poner en una manga pastelera y dejar enfriar. Cuando la tarta esté bien cuajada desmoldar y decorar con la mousse de chocolate blanco.


* Puedes bañar el bizcocho con un almíbar si prefieres que quede más húmedo o si quieres eliminar el alcohol de la receta. Para ello ponemos en un cazo al fuego igual cantidad de agua que de azúcar. Cuando rompa a hervir añadimos una cucharada de ron y bajamos el fuego un poco para que no se evapore mucha agua. Después de cinco minutos retirar del fuego y remojar el bizcocho con ayuda de  un pulverizador, un biberón de cocina o una cuchara.



miércoles, 29 de mayo de 2013

Minidonuts de chocolate con más chocolate

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Si le das a dos niños un libro de recetas de minidonuts y le preguntas cuál prefieren merendar esa tarde, la respuesta está cantada: elegirán el que más chocolate tenga.

Este sencillo experimento lo pudimos hacer el otro día en casa y ¡se cumple! Así que aquí tenéis esta receta de minidonuts con la que merendamos en familia y nos pusimos de chocolate hasta las orejas.

El mérito de esta receta no es mío, fue trabajo en equipo: Mis sobrinos eligieron receta, mi hermana ofreció la donutera, yo cogí la batuta (o sea, la cuchara) y mi sobrina fue la mejor pinche del mundo. El resultado fueron estos rosquitos con un intenso sabor a chocolate y textura abizcochada. Para mi gusto al día siguiente estaban más ricos, con la masa más asentada.

Qué raticos más buenos se pueden pasar en familia y qué poco hace falta para disfrutarlos.

Os animo a que trabajéis en equipo.



Ingredientes (para unos 30 minidonuts):

Para los minidonuts:
- 135 gr. de harina de repostería
- 25 gr. de cacao en polvo (yo usé Valor)
- 2 cucharaditas de levadura química
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 huevo grande
- 100 gr. de azúcar
- 180 ml.  de leche entera
- 30 ml. de aceite vegetal (yo usé aceite de oliva virgen extra)
- 30 ml. de nata de montar
-1/2 cucharadita de extracto de vainilla

Para el ganache de chocolate:
- 85 gr. de chocolate negro
- 80 ml. de nata de montar
- 25 gr. de azúcar
- 14 gr. de mantequilla


Preparación:

De los minidonuts:
1. Mezclar en una fuente la harina, el cacao, la levadura y la sal.

2. En otra fuente batir los huevos con el azúcar. A continuación añadir la leche, el aceite, la nata y la vainilla, batiendo hasta que quede bien mezclado. Añadir la mezcla de harinas, batiendo hasta que no queden grumos.

3. Encender la minidonutera y seguir las instrucciones del fabricante. Engrasar con un poco de aceite las planchas del aparato y dejar que se caliente cerrado. Cuando esté listo rellenar rápidamente los huecos de los minidonuts hasta un poco menos del borde y cerrar el aparato. Cuando estén cocidos sacarlos con ayuda de una paleta y colocar sobre una rejilla (así evitaremos que se nos humedezcan). Continuar añadiendo tandas de donuts hasta acabar con la masa.

Del ganache:
1. Trocear el chocolate y colocarlo en un bol en el que quede bien recogido para facilitar luego la cobertura de los minidonuts.

2. En una cacerola o en el microondas calentar la nata junto al azúcar y la mantequilla. En cuanto hierva volcar sobre el chocolate y mover con ayuda de una cuchara para facilitar que se derrita el chocolate. Mover bien hasta que quede una crema lisa.

3. Dejar enfriar durante 5 minutos o menos (si el ganache ha salido espesito no esperar). Cubrir los donuts con el chocolate y esperar hasta que estén totalmente fríos. ¡Al ataque!


Consejos:
- Si quieres reducir la cantidad de chocolate para esta merienda puedes optar porque estos donuts tengan el chocolate en la masa o en la cobertura. Si prescindes del chocolate de la masa sustitúyelo por la misma cantidad de harina.

- Los donuts tienen una cara más bonita y otra que no sale tan favorecida. Para que la cobertura quede bien es mejor que pongas el chocolate sobre esta cara más bonita y lisa.

- El chocolate es un buen amigo de la fruta. Si quieres completar esta merienda puedes acompañarla de fruta troceada (fresas, plátano, kiwi...).

- La minidonutera es un electrodoméstico de los "no fundamentales" pero que te puedes permitir a un precio razonable con las ofertas que periódicamente salen en Lidl o Aldi. Por 12 o 15 € puedes conseguirlo.


jueves, 18 de abril de 2013

Tarta de mousse de arroz con leche

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Vuelvo a la carga con una receta dulce. Es la tarta que preparé para mi último cumpleaños y que decidí repetir para el de mi suegra (gran aficionada y experta en arroz con leche). Normalmente es mi hermana Alma de azúcar la que se encarga de prepararme la tarta en mi cumpleaños, pero este año tenía una pequeña y preciosa ocupación que atender.

Cuando estuve pensando qué tarta preparar me acordé del arroz con leche, y una cosa llevó a la otra hasta que salió elegida esta tarta. Estuve buscando en la red y encontré distintas versiones (definitivamente no he inventado nada) que al final yo he adaptado. Pero me he basado fundamentalmente en el arroz con leche que prepara javirecetas para su propia mousse de arroz con leche y en la receta de mousse de Tomillo, laurel y otras cosas de comer.

El resultado fue esta tarta que hoy os presento blanquita, fresquita  y con la que ya he podido disfrutar de dos estupendas tardes en familia. Esta tarta es mejor prepararla de una día para otro para que la mousse coja la consistencia adecuada.

Con las cantidades que vienen en esta receta y para un molde de 26 cm probablemente os sobren dos vasitos de arroz con leche y otros dos de mousse de arroz con leche.




Ingredientes:
Para la base:
200 gr. galletas napolitanas (con el toque de canela que tienen le van estupendas)
85 gr. mantequilla

Para el arroz con leche:
100 gr. de arroz redondo
1 litro de leche entera
125 gr. de azúcar
2 ramas de canela
Piel de un limón

Para la mousse:
400 gr. de arroz con leche
1 vaso de leche
6 hojas de gelatina
500 ml. de nata de montar
4 claras de huevo
5 cucharadas colmadas de azúcar
Canela en polvo
Ralladura de medio limón


Preparación:
De la base:
1. Triturar las galletas. Para ello puedes utilizar una picadora (la opción más cómoda), el mortero (la opción más deportiva) o una bolsa y un rodillo (la opción más ortopédica). Las tres funcionan.
2. Fundir a potencia floja la mantequilla en el microondas y añadir a las galletas picadas. Mezclar bien hasta que queden bien impregnadas.
3. Forrar la base de un molde desmoldable (valga la redundancia) de 26 cm de diámetro con papel de hornear. Fijar la base con el aro de manera que el papel quede bien estirado. Volcar la mezcla de galletas y repartir de manera uniforme por todo el fondo del molde. Compactarlo bien y meter en el frigorífico.

Del arroz con leche:
1. En una olla poner a cocer a fuego medio la leche con el azúcar, la canela y la cáscara de limón. Mientras tanto poner el arroz en un colador y lavarlo bajo el grifo del fregadero hasta que pierda el almidón (el agua tiene que salir limpia).
2. Cuando la leche empiece a hervir añadir el arroz y cocer a fuego medio-bajo durante unos 50 minutos. Tiene que quedar espesito aunque con un poco de líquido. Cortar el fuego, "pescar" las pieles de limón y la canela y dejar enfriar.

De la mousse:
1. Poner en remojo en agua fría las hojas de gelatina. Calentar el vaso de leche y añadirle la gelatina rehidratada y escurrida. Mover bien hasta que quede disuelta.
2. En el vaso de la batidora poner el arroz con leche y el vaso de leche con la gelatina. Batir hasta que quede una mezcla bien fina.
3. Montar las claras a punto de nieve. Añadir la canela y la ralladura de limón y terminar de montar. Reservar.
4. Montar la nata y a mitad del proceso añadirle el azúcar. Tiene que quedar bien firme.
5. Sobre un bol grande colar la mezcla de arroz con leche, desechando lo que quede en el colador (granitos de arroz mal triturados, restos de piel de limón o trozos de canela). Añadir las claras montadas a punto de nieve y mezclar con suavidad y movimientos envolventes.
6. Añadir la nata montada y continuar moviendo con suavidad hasta que quede una mezcla homogénea. Volcar sobre la base de galletas. Si es mucha cantidad se puede reservar parte de esta mousse y poner en copas individuales (nos daremos otro homenaje en otro momento). Refrigerar.
7. Para el momento de servir: Con ayuda de un cuchillo separar la mousse del lateral del molde. Para que no le queden señales lo mejor es meter el cuchillo e ir girando el molde hasta completar el círculo. Abrir el aro y retirarlo. Depositar la tarta sobre el plato en el que se va a servir. Si no puedes retirar el papel, corta todo el trozo que queda visible alrededor y ten cuidado a la hora de servir la tarta. Decorar al gusto.

lunes, 25 de marzo de 2013

Plum cake o pastel de frutas

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Siempre me han gustado este tipo de pasteles y a pesar de no ser muy aficionada  a la fruta confitada en estos dulces me encanta. Tenía una perita confitada que me había sobrado de la decoración del Roscón de Reyes de estas navidades y que no quería que se echara a perder. Pero el verdadero empujón para preparar este dulce me lo dio Lady Violet Grantham (la gruñona a la vez que genial abuela de la serie Downton Abbey), cuando la vi tomando un té acompañado de un bizcocho del estilo.


Ya lo he dicho en alguna ocasión, no me gusta abusar de la mantequilla y cada vez menos, así que para hacer esta receta estuve rebuscando entre mis libros de repostería hasta que encontré este pastel que originalmente estaba pensado para hacerlo con guindas confitadas y que reducía bastante las cantidades de grasa. La receta que he elegido es bastante sencilla y podría haberse enriquecido añadiendo mayor cantidad y variedad de frutas confitadas y frutos secos, e incluso añadiendo un poco de algún licor (ron, brandy o algún jerez).

Si inicialmente este es un pastel seco, conforme pasan los días la masa se va humedeciendo y perfumando con los ingredientes adicionales que le hayamos puesto hasta alcanzar un sabor más fino. El libro del que lo saqué (Das Grosse Buch vom Backen) recomienda dejar algún tiempo antes de la degustación para poder disfrutar de estos sabores y aromas adicionales, pero ¿quién puede resistirse a hincarle el diente? Yo no. Os animo a probarlo.


Ingredientes:

90 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
160 gr. de azúcar
2 huevos ligeramente batidos
1 cucharadita de aroma de vainilla
210 gr. de harina
2 cucharaditas de levadura tipo Royal
80 ml. de leche
ralladura de una naranja
1 pera confitada
1 vasito de uvas pasas
5 dátiles


Preparación:

1. Untar un molde de plum cake con mantequilla y precalentar el horno a 180ºC.
2. Partir la pera en cuadritos pequeños, eliminando el corazón y el tallo. Picar en trocitos los dátiles.
3. Batir la mantequilla y el azúcar con unas varillas hasta conseguir una textura cremosa y aireada. Poco a poco ir añadiendo los huevos batidos integrándolos con la mezcla de mantequilla y azúcar. Es importante que la mantequilla y los huevos estén a la misma temperatura para evitar que la mezcla se corte. Añadir el aroma de vainilla y la ralladura de naranja.
4. Tamizar la harina y la levadura sobre esta crema y añadir también la leche. Mezclar (no batir) con ayuda de una cuchara o de una lengua de cocina lo justo para que quede una mezcla homogénea y sin grumos. 
5. Rebozar ligeramente la pera, pasas y dátiles (o la fruta que hayamos elegido) en harina. Esto ayudará a que al mezclarlas con la masa no se nos vayan al fondo del pastel. 
6. Mezclar con la masa. y volcar en el molde. Dar algunos golpecitos al molde sobre la encimera para que la masa quede bien repartida y no queden huecos vacíos. 
7. Hornear a 180ºC durante unos 35 minutos. Si pasado este tiempo el interior está cocido (pinchar con una brocheta de madera) y la superficie está un poco cruda conectar el gratinador vigilando de que no se nos queme el pastel (ver el desastre que os conté cuando preparé el pudin con frutas).
8. Dejar enfriar 10 minutos fuera del horno antes de desmoldar.


lunes, 25 de febrero de 2013

Galletas de naranja

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No sé si os lo había dicho ya, pero el olor a galleta en el horno es de mis preferidos en la cocina. Ese olorcillo que poco a poco lo va invadiendo todo, lento pero seguro, hasta que no puedes resistirlo más y vas y te comes una galleta aunque todavía esté caliente, con riesgo a que te haga estragos en el estómago, y luego otra, y otra... Estas galletas son un gran descubrimiento y han tenido bastante éxito entre mis "testadores". Las ha probado mi familia pero también mis compañeros de trabajo, que son unos cuantos, y en general han tenido una gran aceptación. Son de un libro que se llama Galletas y pastas- Recetas Caseras, de Le Cordon Bleu (editorial que siempre es un valor seguro) y vienen identificadas como galletas de azúcar, pero como yo las he aromatizado con naranja he preferido cambiarles el nombre. Son unas galletas aromáticas, crujientes y de las que no puedes parar de comer.

Estas galletas tienen la ventaja además de que las puedes congelar antes de hornearlas si no necesitas gastar toda la masa y luego quedan igual de ricas que las que has horneado sin previa congelación. Así que tomad nota porque con este truquillo podréis sorprender a las visitas repentinas si no tenéis nada en la caja de las galletas.


Están aromatizadas con ralladura de naranja, pero en este caso no ha sido con unas naranjas cualquiera, sino con unas que se encuentran en proceso de conversión ecológica y que saben y huelen fenomenal. Para los que sois de Jaén, podréis encontrarlas (corred antes de que acabe la temporada) en la nueva tienda ecológica de Jaén "Tierras Vivas", que además tienen otras muchas cosas que están buenísimas. Podéis informaros también de sus novedades a través de facebook, pinchando aquí.

Y ya por último quería enseñaros, aprovechando estas galletitas, el precioso mantel que nos han regalado, bordado a punto de cruz, con mucha paciencia y mucho cariño. Es una maravilla y lo pensamos disfrutar como se disfrutan las cosas buenas, con la familia y los amigos. Muchas gracias, Paula, por este mantel que tantas horas de trabajo tiene y por el cariño que se nota que le has puesto al hacerlo.

Vamos a preparar las galletas...


Ingredientes:
- 200 gr de harina de repostería
- 115 gr de mantequilla
- 225 gr de azúcar extrafino
- 1 huevo
- 1 pizca de sal
- 2 cucharaditas de levadura
- Aroma (en mi caso ha sido ralladura de naranja)
- Azúcar moreno o cacao para rebozar


Preparación:

1. Tamizar la harina junto con la sal y la levadura. Reservar.

2. Batir la mantequilla (debe estar a temperatura ambiente) con el azúcar hasta que quede una mezcla cremosa. Añadir poco a poco el huevo ligeramente batido y la ralladura de naranja (o el aromatizante que hayamos elegido).

3. Añadir la harina y mezclar bien hasta que queden todos los ingredientes integrados. Enfriar durante unos 15 minutos en el frigorífico.

4. Dividir la masa en dos,  envolverla en film transparente y estirarla haciéndola rodar sobre sí mismo (como cuando hacíamos churros con la plastilina). Podemos hacer estos rulos más o menos gordos, según nuestro gusto, pero siempre teniendo en cuenta que esta es una masa que se expande bastante. Las fotos de las galletas son de un rulo de unos 7 cm que posteriormente dividí en cuatro, para que tengáis una referencia.

5. Enfriar los rulos de masa en el frigorífico hasta que vuelvan a coger cosistencia dura (podéis reducir el tiempo metiéndolos en el congelador o en el cajón más frío del frigorífico).

6. Pasar los rulos por azúcar moreno o por cacao, apretando ligeramente con los dedos para conseguir que se pegue bien a la masa. Los de las fotos están pasados por cacao, que les ha dado ese aspecto como de retostadas  a las galletas. Volver a refrigerar y/o congelar la masa que no vayamos a hornear.

7. Precalentar el horno a 180 ºC. Cortar  la masa en rodajas de medio centímetro de grosor y disponerlas sobre la bandejas del horno cubierta de papel de hornear. Hay que ponerlas bien separadas ya que, como os he dicho antes, estas galletas son de las que se expanden bastante.

8. Hornear a 180 ºC durante unos 12-15 minutos.


miércoles, 16 de enero de 2013

Crema de calabaza

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Hoy celebramos en Jaén la noche de San Antón, una de las celebraciones locales que más encanto tienen. En esta fecha tradicionalmente se han encendido hogueras alimentadas con el ramón de la aceituna así como con maderas y muebles viejos inservibles. Recuerdo que cuando era pequeña las hogueras tenían además un gran tronco vertical en el centro del que colgaba un muñeco que simbolizaba algún personaje "non grato" del año.  Era emocionante esperar el momento en que el tronco con el muñeco caía por fin al fuego.

Según tengo entendido por lo que me cuentan mi madre y mi tía, estas lumbres empezaron únicamente en el barrio de la Alcantarilla y se hacía una de la calle Alcantarilla y otra en la Fuente de Don Diego (dos calles oblicuas de ese barrio). Cada una de estas lumbres tenía sus seguidores y se desvivían por conseguir cada año la una ganar a la otra, para ello se robaban la leña si era necesario. Los niños iban de casa en casa pidiendo cosas con las que hacer su lumbre más grande. En la actualidad y conforme la ciudad ha ido creciendo y cambiando su morfología se ha ido extendiendo la costumbre de hacer las lumbres en aquellos barrios en los que han contado con un buen espacio para ello.

La tradición (aunque hoy ya no queda mucho de eso) era cantar y bailar los "melenchones" junto a la lumbre. El  melenchón es una coplilla con un toque jocoso y en ocasiones picante que hoy en día pervive gracias a asociaciones culturales como la de Lola Torres (escuela de bailes populares) y el grupo Panaceite (dedicados a la canción) que luchan porque no se olviden.

Pues además de contemplar la lumbre y cantar y bailar melenchones, lo típico es comer unas rosetas (que es como aquí llamamos a las palomitas de maiz) y calabaza asada y beber vino. Lo dice el refrán "Por San Antón calabaza y melenchón".

Desde hace 30 años contamos además en Jaén con la carrera de San Antón, una carrera popular que no llega a los 10 km pero que resulta especialmente dura por los continuos y exagerados desniveles que tiene la ciudad. Pese a su dureza cada año son más las personas que se animan a correrla y que repiten porque dicen que es muy emocionante. Es característico animar a los corredores  y alumbrarlos con antorchas en su recorrido. Este año ha resultado especialmente dura porque hemos sufrido uno de nuestros característicos días de lluvia y viento. A los que seáis aficionados a correr y no conozcáis esta carrera os animo a que la probéis el próximo año.

Hoy traigo una receta con calabaza para rendir un pequeño homenaje a este día de celebración en mi ciudad.

Ingredientes:

- 1/2 cebolla
- Un buen trozo de calabaza (unos 350 gr)
- Una zanahoria
- Una patata pequeña
- Aceite de oliva virgen extra
- Caldo de ave o de verduras
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada
- Guarnición al gusto

Preparación:
1. Picar la cebolla en juliana. Limpiar la calabaza y partirla en tacos. Quitar la piel a la zanahoria y picarla. En una olla cubrir el fondo con aceite e oliva virgen (unas cuatro cucharadas) y sofreír durante unos 10 minutos la cebolla, la zanahoria y la calabaza.

2. Añadir la patata pelada y cortada en cascos, el caldo y la sal, y cocer durante unos 20-25 minutos. Se puede preparar también en la olla a presión, pero el tiempo variará según marca y modelo.

3. Pasar la batidora a las verduras con el caldo de cocción hasta conseguir una crema lisa y añadir más agua o caldo si gusta algo menos espesa. Añadir pimienta y un poquito de nuez moscada y rectificar de sal.

4. Servir acompañada de alguna guarnición al gusto: picatostes o cuscurros, gambas peladas y a la plancha, lascas de queso parmesano, brotes de verduras o incluso unos taquitos de calabaza que habremos reservado antes de cocer las verduras y salteados con un poquito de aceite de oliva virgen extra.