viernes, 24 de octubre de 2014

De pintxos por San Sebastián y Bilbao

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Os contaba en mi receta de Tarta helada de mango y yogur que este verano hemos tenido la suerte de poder volver a salir unos días de vacaciones. Nos encanta viajar (de ahí la mitad del nombre del blog) y nos gustaría hacerlo mucho más de lo que lo hacemos, pero siempre, siempre disfrutamos cada viaje vayamos más cerca o más lejos. Normalmente hemos intentado hacer escapadillas fuera de España, pero también vamos buscando oportunidades para conocer zonas de nuestro país que aún no hemos visitado. Y mira que hay sitios bonitos.

Esta vez decidimos quedarnos en España y hacer una ruta por el norte: Burgos, San Sebastián y Bilbao, buena parte de Cantabria y de Asturias, y León. Pensaréis que nos hemos tirado tres semanas de viaje por lo menos, pero qué va, es que somos almas inquietas y cuando salimos de viaje vamos a aprovechar los días a tope.

Pues como os decía una de las paradas fue en el País Vasco, San Sebastián un día y al siguiente Bilbao, y tenemos que decir que nos encantaron. Bueno, en realidad nos encantó todo el viaje, cada lugar tiene algo especial que nos entusiasmó. Y en estas dos ciudades, pese a su belleza, lo cuidadas que se ven, los monumentos para visitar, lo bonitas que son... lo que nos llegó al corazón por encima de todo fueron los pintxos. Y no quería dejar de compartirlo con vosotros por si estáis pensando en ir por allí para que no lo dudéis, y si no se os había ocurrido para que no tardéis en cambiar de opinión y hacer una escapada.

Previamente al viaje nos documentamos al respecto a través de tripadvisor y de unas entradas que hizo El Cocinero Fiel en su blog (podéis verlas aquí y aquí). Además en la oficina de turismo de San Sebastián nos dieron un callejero donde venían marcadas las zona para "pintxear" (que también podéis descargarlo aquí) y el pinto estrella de cada lugar.

En San Sebastián nos quedamos por la zona vieja. Éstas fueron nuestras elecciones:

-   Dakara Bi (C/ 31 de Agosto nº 25). Me quedé emocionada con este sitio, pequeñito pero con muy buena atención al público y unos pintxos que estaban deliciosos:

  • Taco de solomillo y foie con reducción de frutos rojos (pintxo estrella): para perder el sentido
  • Brocheta de rape y langostinos con salsa de marisco (pintxo especial): muy bueno

- Casa Gandarias (C/ 31 de Agosto nº 23). Este sitio era más grande y había más movimiento de gente, pero los pintxos también excepcionales:

  • Tartaleta de hongos y gambas: pequeñita pero con un sabor delicioso.
  • Crepe de bacalao con reducción de pil-pil: muy bueno
  • Risotto de hongos al Idiazábal: delicioso.

- La Viña bar (C/ 31 de Agosto nº 3). Este sitio nos gustó aunque comparado con los otros dos en los que estuvimos no nos pareció tan exquisito (quizá fue nuestra elección de pintxos):

  • Canutillo de queso con anchoas (pintxo estrella): bueno
  • Crujiente de bacalao: muy bueno.

- Bar Zeruko (C/ Pescadería nº10). Este sitio era también de alucine, nos faltaban ojos para mirar todos los pintxos que había sobre la barra y los que sacaban, eran bocados de alta cocina. Un verdadero sufrimiento el tener que decidirnos por alguno:

  • Rosa de bogavante: alucinante la presentación con un humo rosa que salía de debajo del pintxo y un sabor delicioso.
  • Hamburguesa de chipirón: buenísima y muy original con esa esponja negra que la acompañaba, exquisito.

- Borda Berri (C/ Fermín Calbetón nº 12). Este sitio tenía muy buena posición en tripadvisor y decidimos probarlo. El local era un poco incómodo para pedir y tomar los pintxos, pero hay que tener en cuenta que fuimos en fin de semana de temporada de verano (a tope de gente). Los pintxos muy buenos:

  • Magret de pato cocinado a baja temperatura: estaba muy bueno, aunque se ve que lo cocinaron a tan baja temperatura que estaba casi frío.
  • Pulpo a la plancha con membrillo: nos encantó esta manera de cocinar el pulpo y la combinación de sabores del pulpo con el membrillo salteado. Muuuuuuuy rico.

- Bar Sport (C/ Fermín Calbetón nº 10). Pese a la buena posición que ocupaba en tripadvisor nos pareció que los pintxos, aunque buenos, eran más convencionales:

  • Crepe de txangurro: estaba muy bueno.
  • Canelón de calabacín relleno de pollo y pimiento (no sé el nombre del pintxo, os he puesto más bien su descripción): bien aunque poco innovador.

En Bilbao estuvimos por la zona vieja, por las Siete Calles. No encontramos unos pintxos tan originales como los de Bilbao pero también los disfrutamos un montón:

- Xukela (C/ Perro nº 2): Este sitio nos decepcionó un poco, quizás por la experiencia previa tan alucinante que tuvimos en San Sebastián y porque no nos apeteció probar el que se considera que es su especialidad: cresta de gallo. Los que probamos eran más convencionales y ni siquiera sacamos foto, pero repito que quizás se tratara de la elección de pintxos que hicimos.

- Gatz (C/ Santa María nº 10): De este sitio ya no nos movimos. Nos encantó. Sin ser cosas novedosas destacaba por la buena ejecución de los pintxos, estaban muy ricos y el camarero era muy agradable, por lo que nos encontramos muy cómodos en este sitio:
  • Pintxo de bacalao al pil pil: Fue el culpable de que nos quedáramos allí y no probáramos otros sitios, y además el culpable de que tampoco variáramos mucho de pintxos. Estaba excepcional.
  • Pintxo de canelón de calabacín al vapor y queso crema, pimiento del piquillo y anchoa. Muy bueno.
  • Pintxo de pimiento del piquillo relleno de bacalao y frito a la romana. Estaba bueno aunque no era muy original.
  • Pintxo de tortilla de morcilla de Burgos. La gente le tiraba bastante a este pintxo y la verdad es que estaba bueno, una variedad diferente de tortilla.
  • Pintxo de lasaña de berenjena, jamón y queso. También muy bueno.
  • Pintxo de canelón de salmón y queso crema. Bueno.

Pues éste es el resumen de nuestro pintxeo por San Sebastián y Bilbao. A modo de conclusión:
- Nos ha encantado la experiencia de pintxear, ya que en cada pintxo se nota que se trata de elaboraciones muy cuidadas y en algunos casos de alta cocina.
- Esta forma de picar algo permite variar mucho y además se puede comer relativamente rápido al estar en la mayoría de los casos ya finalizada su elaboración.
- El precio (de esto no he comentado nada) es relativamente alto. Digo relativamente porque yo estoy acostumbrada a otro tipo de tapeo en Jaén, donde solemos tener en los bares tapas gratis con la bebida y lo que pagamos son raciones, que en proporción salen más económicas. No obstante, hay que valorar la elaboración que tienen muchas de ellas (que también se nota en su precio) y que algunos de estos pintxos tenían un precio bastante económico.
- Finalmente decir que aquí hay una pequeña selección de locales, los que nosotros conocimos, y dentro de ellos una selección de sus pintxos (los que nosotros pedimos), por lo que queda todo un mundo de pintxos por explorar (y estamos dispuestos a seguir indagando). Aquí sólo indicamos nuestra impresión y experiencia de lo que pudimos conocer. Y por supuesto si tenéis alguna recomendación de locales y pintxos para probar os estaremos tremendamente agradecidos porque seguro que los visitaremos en nuestro próximo viaje al País Vasco, que esperemos que no tardemos  mucho en hacer.

lunes, 13 de octubre de 2014

Tarta helada de mango y yogur

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Sí, ya lo sé. Sé que se nos ha echado el otoño encima y el fresquito, y vengo yo ahora con una tarta helada. Pero una tarta helada con colores otoñales. Y ya se sabe que en este tiempo loco lo mismo nos apetece un chocolate calentito que un poco de helado. Así que si os entran las ganas de algo fresquito o si vienen unos días de estos de "veranillo del membrillo" aquí tenéis una opción para quitaros las ganas de dulce.

Esta tarta la he hecho a partir de dos recetas de helado de mi libro El gran libro de los helados. La heladería en casa de Océano Ámbar. ¿Y por qué combinar estos dos sabores en una tarta? Pues la verdad es que el mérito no es mío, sino de la chica que nos atendió en la pastelería/bombonería Casa Aramendia en San Sebastián en el viaje que hicimos durante este verano a la zona norte de España. Me llamaron la atención los helados que se veían desde la calle y entré a por uno, pero el aroma a chocolate que había por toda la tienda hizo que volviera a la calle a por marido, no se lo podía perder. Así que en vez de un helado fueron dos: el mío de chocolate (porque me quedé atrapada en ese delicioso olor) y el de marido, por sugerencia de la chica que nos atendió, de yogur y mango. En recuerdo de ese helado tan rico que nos tomamos le preparé para su último cumpleaños esta tarta helada.


Ingredientes:
Para el bizcocho:
- 60 gr de azúcar
- 2 huevos
- 60 gr de harina
- 1 pizca de sal

Para el helado de yogur:
- 100 gr de chocolate blanco
- 300 gr de yogur natural
- 200 gr de crema de leche (yo utilicé nata de montar)
- 35 gr de azúcar glas
- 20 ml de zumo de limón

Para el helado de mango:
- 2 mangos grandes
- 30 ml de zumo de lima o limón
- 250 ml de crema de leche espesa
- 70 gr de azúcar (110 gr si os gusta más dulce)


Preparación:
1. El día anterior preparamos la mezcla del helado de yogur. Para ello  calentamos el yogur en un cazo y lo retiramos antes de que arranque a hervir, ya que se corta (comprobado por mí). A la vez fundimos el chocolate partido a trocitos al baño maría. Una vez derretido le incorporamos el yogur y el zumo de limón. Mezclamos y reservamos en el frigorífico hasta el día siguiente, para que se enfríe bien y le ahorremos trabajo a la heladera.

2. Precalentamos el horno a 170ºC. Preparamos el bizcocho batiendo con varillas los huevos, el azúcar y la pizca de sal hasta que espumen. Añadimos entonces la harina y mezclamos con una espátula de cocina lo justo para que se mezclen los ingredientes. Verter en un molde de 22 cm. y hornear aproximadamente 15 minutos. Desmoldar y dejar enfriar.

3. Continuamos con el helado de yogur que iniciamos el día anterior: Montar la nata con el azúcar glas. Mezclar con la crema de yogur bien fría que teníamos reservada. Cuando esté bien ligado se vierte en la heladora hasta que quede bien mantecado.

4. Utilizando el mismo molde desmontable que usamos para el bizcocho empezamos a montar la tarta. Ponemos la base de bizcocho y sobre ella el helado de yogur. Con una espátula lo intentamos dejar lo más liso posible. Lo cubrimos con film transparente y lo metemos en el congelador.

5. Preparamos el helado de mango. Pelar y partir los mangos a trocitos. Triturarlos junto con el zumo de lima o limón. Conviene pasar esta papilla por un colador ya que el mango tiene algunas fibras que luego nos podemos encontrar y resulta desagradable. Mezclamos esta pulpa de mango con la crema de leche y mantecamos en la heladora. Yo tengo una heladora de las muuuuuuuuy básicas, por lo que sólo se puede usar para una tanda de helado cada vez. No obstante, yo la reutilicé tal cual estaba (con los restos del anterior helado) para aprovechar el frescor que le pudiera aportar a la mezcla.

6. Verter esta mezcla sobre la tarta y meter en el congelador para terminar de helar.

7. Sacar la tarta con antelación (depende del calor que haga) para que pierda rigidez y sea más fácil de cortar y comer. Retirar los laterales del molde y adornar con virutas de chocolate.